La energía, conocida en el sánscrito como prana, en la
cultura china y japonesa, como chi o mi.
Más sin importar la cultura, religión o nación, es fuerza vital universal que representa
el origen de todas las formas energéticas, manifestándose en distintas áreas
existenciales por medio de diferentes frecuencias. De hecho el plano de la
conciencia de cada ser vivo depende de las frecuencias del "prana"
que puede absorber y almacenar. Una ley física afirma que en el universo la
energía no se destruye, sino que únicamente se transforma en otras formas de
energía.
Unas de sus manifestaciones es la respiración, o el agua, formas por
las absorbemos "chi" dentro de nosotros y la misma se mantiene
circulando en nuestros cuerpos mediante los nadis o canales energéticos.
Dichos nadis, junto a los cuerpos no materiales o cuerpos
energéticos y los chakras, forman el complejo sistema que compone esa energía
que actúa detrás de la manifestación material del cuerpo y sus funciones, sin
el cual no podría existir el cuerpo físico. Se podría decir que los cuerpos
inmateriales constituyen la energía, la fuerza vital que da vida, sensaciones y
capacidad de expresión al cuerpo físico. Los nadis son como arterias
intangibles que conducen el prana a través del sistema energético no material,
y los chakras son como estaciones receptoras, transformadores y distribuidores
de las diferentes frecuencias del prana.
Osea
que los chakras absorben el chi de los cuerpos inmateriales, del entorno, del
universo, la transforman en las frecuencias
que necesitan las distintas áreas del cuerpo y la retransmiten hacia los
canales energéticos, irradiando además energías al entorno. Por tanto mediante
este sistema energético el hombre realiza un intercambio con las fuerzas que
actúan en los diferentes planos del ser, en su entorno, en el universo y en la
base de la creación.
En fin la energía absoluta es esencia de todo ser, de todo
movimiento.
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